es el que nubla la vista pero no los sentidos,
oscurece el ambiente pero aclara la mente;
se desvanece entre las luces de colores,
y entre la música de hace casi veinte años.
pero el humo frágil y la música vieja juegan,
se persiguen, y después del cansancio se encuentran
de la misma manera que las manos calurosas,
se unen y se abrazan antes de que amanezca.